martes, 11 de octubre de 2011

Petición indiscriminada

No me gusta mucho Pink Floyd. No me presenté en sus recitales cuando vinieron. Escuché poco y nada. No tengo amigos que tengan sus discos. Y en realidad tampoco tengo muchos amigos. Ni pocos. Pero me gustaría tenerlos. Y si a éstos nuevos amigos le gustase Pink Floyd, no me molestaría. Como tampoco me molestaría que no les gustara. O inclusive si tampoco les gustaran otras cosas, estaría todo bien también. Pero ahora, sí esas cosas termina resultando que es Pink Floyd, no tendría ningún problema con ellos. Claro que si ellos quisieran que, efectivamente, yo tenga un problema con ellos, no dudaría en tenerlo. Porque, ¿para qué están los amigos, no?. Es seguro que alguno de ellos me devolvería el favor, ayudándome con mi problema. Aunque yo les diría: el problema son ustedes, ¿es que no se acuerdan cómo empezó todo?. De todas formas, si mis amigos son amnésicos o les cuesta retener información, no dejarían de ser mis amigos, auque ellos no lo recuerden. ¿O sí dejarían de serlo? Naah.... No lo creo. Nadie puede dejar de ser algo, que nunca fue. Porque lo serían para mí, pero ellos ya lo tendrían olvidado. Aunque puede que se olviden de olvidarse, cosa que invierte la situación. Pero aún así, dudo que logren retener el olvido del olvido... Bueh, esto es un embrollo, en fin ¿alguien quiere ser mi amigo?.

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