jueves, 10 de noviembre de 2011

Paranoia en el ciberespacio


Supe de inmediato que alguien me había hackeado Lo podía sentir en el aire... ¡Malditos piratas! ¡Puedo olerlos desde mi ordenador!
                Sin perder tiempo ingresé mi clave codificada en do menor y accedí a mi base privada de datos. Respiré relajado cuando vi que todos mis archivos estaban ahí. Yo sabía que ese backup me iba a salvar tarde o temprano. Aunque esto no estaba terminado, ni estaba resuelto. Debía seguir buscando. Las posibilidades de infección de troyanos era improbable, pero no imposible. Revisé y revisé. No deje ni un DLL sin chequear. Pero nada. No había pistas.
Conecté mi banda ancha a mi acelerador Plus Master 2000 y me lancé a navegar a todo trapo. Viento en popa, la vela de mi navegador era una perfecta oreja de burro. ¡Tenía que averiguar qué había sucedido! Revisé todas las casillas de correo, mientras mi nuevo antivirus con A.I. (Artificial Intelligence) me ayudaba a que ningún e-mail infectado me pudiera dañar. Seguía sin tener respuestas.
Mis miedos aumentaban más y más. Mis palpitaciones llegaban a trescientos por minuto. No podía dejar de pensar en mis preciados passwords wifi, en mis excesivamente imprescindibles utilitarios… No iba a quedarme de brazos cruzados con esos hackers violando mi intimidad. Era necesario hacer una copia extra de toda mi información. A la velocidad de un ser humano desesperado, corrí a mi colección de dvd`s vírgenes de alta fidelidad y tomé unos cuantos. Copié todo lo que pude de mi disco duro para calmarme un poco.
Luego me acordé de algo que no había tenido en cuenta y decidí ir a chequear las redes. No encontré más que unas tarariras y una estúpida boga. Mi mente me estaba aniquilando. La paranoia subía y subía. ¡Los veía en todas partes! ¡Pequeños piratillas entrando en mi CPU, carcomiendo mis memorias, revolviendo mis carpetas!
En un momento de locura, arranqué el monitor y lo arrojé contra la pared. Me quedé así, en la oscuridad sollozando y bebiendo escocés. No fue suficiente para calmarme. A los diez minutos llegué con un nuevo monitor (aún mas plano que el anterior) y volví a la investigación. Comencé a analizar mi Twitter y  mi Google+ pensando quién podría haberse entrometido. Había que empezar con los cercanos... Decidí re abrir mi ICQ y mi MSN. Amenacé a todos de muerte y prometiendo asesinar a los hijos de sus hijos. ´Con eso ya se dejarán de molestar´, pensé.
                Me serví otro escocés y medité sobre el asunto. Y en apogeo de mi crisis, y relativamente borracho, decidí releerme todos mis manuales de programación: C++, C, Visual Basic, Clarion, C Sharp, Java, Cold Fusion y Asp. ¡Pero no estaba yendo a ningún lado con esos estúpidos textos! ¡Había que actuar!
                Telefoneé a la policía. Me dijeron loco, insano y demente, entre las palabras más suaves. Al carajo con esos idiotas. Luego recordé algo: ¡dentro de los dvd`s que había quemado, no incluí nada de mi excesivamente adorado archivo de pornografía! ¡Eso me puso aún peor! Ya se avecinaba el fin. Escuchaba las voces de esos endemoniados hackers toqueteándose con mis videos y fotos. ¡Pero la cosa no iba a quedar así!
                Bajé mis pantalones y comencé  a masturbarme a máxima velocidad mientras recorría velozmente toda mi galería multimedia triple x, accionándolos a todos al mismo tiempo.
                No pude llegar al climax. Me desmayé mucho antes. Desperté en unidad coronaria
-Descuide, ya esta bien.- me dijo una enfermera.
                Pero no soy ningún tonto. Solo quieren demorarme un poco más. Estúpidos hackers. Ya verán cuando me recupere.

1 comentario: